domingo, 27 de noviembre de 2011

Segundo día de papilla

Hoy nos fue mejor (Aplausos) ¡Biiiieeeennn!
Compramos hoy la sillita de comer y como todavía no se sienta bien, en el video el bebé parece un poco un camionero recostado de un lado, jajajaja.
Con la papilla nos llevamos una sorpresa. Al principio, puso caritas, pero se fue acostumbrando al sabor y ya al final se lanzaba a la cuchara. ¡Se la comió entera!
Hoy nos conectamos por iChat con Nel y con Ro y presenciaron su segunda papilla, aquí les pongo dos videos corticos.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Mi primera papilla... fracaso total

Y si lo dudan, ahí les dejo los videos que lo prueban... Mañana será otro día y ¡lo volveremos a intentar!

Video 1: mezclando la papilla.


Video 2: primera cucharadita... y no me gusta mucho...


Video 3: definitivamente, no me gusta.

Cita con el pediatra 6 meses

Ayer fuimos al pediatra con Bebemío, para su cita de los 6 meses.
Pesó 8,340 kgs y midió 68,5 cms. Es más grande que la media de los bebés de su edad, por lo que sigue en el percentil 75.
Le pusieron dos vacunas (no me lo esperaba). Lloró, por supuesto, pero se calmó rapidito y pasó muy buena noche. Nada que lamentar :D

Ya le mandaron su primera papilla de frutas y cereales. Siempre he leído que cuando le empiezan a introducir frutas y alimentos, se comienzan a introducir fruta por fruta, separada en el tiempo, para poder estudiar reacciones alérgicas que pueda tener a algún alimento. Pues no. Nuestro pediatra le mandó el siguiente coctelito: manzana, pera, cambur, jugo de naranja natural (exprimido en el momento) y cereal de arroz sin gluten. TODO JUNTO. En una sola papilla. ¿Qué tal? ¡Hasta yo quiero esa papilla!
Esta papilla le tocaría de almuerzo y en la tarde, como merienda, una papilla de cereal de arroz solo, con leche materna. Ya tenemos todos los instrumentos listos, sólo queda que llegue la hora y prepararla.
Mañana le compraremos su sillita de comer y ya les pondremos fotos, para que vean al pequeñito comiendo como Dios manda.

¡Bebemío, mío!


miércoles, 23 de noviembre de 2011

Mi sexto mes


¡Hoy cumplo seis meses!


Seis meses de sonrisas, de amor, de abrazos, de besos, de sorpresas, de aprendizaje, de compañía, de enamoramiento total y absoluto.
Este mes ha sido crucial, el bebé ha cambiado mucho, se nota que ha crecido y las rutinas han sido las protagonistas.

Primero que nada, hay que darle mérito en dos grandes avances que dio entre el mes anterior y éste. ¡Ya no hay shows en el coche! (Aplausos) ¡¡¡Biiiieeennn!!! Al principio, empecé a sacarlo en el coche justo después de la siesta, como se levantaba relajado y tranquilo, lo metía en el coche y salía. ¡Con un stress! Pensando: ya va a llorar. Seguro como ya estoy llegando a la caja del supermercado a pagar, aquí es el momento de llorar.  Noooo, como ya estamos a una cuadra de la casa, va a llorar y voy a tener que cargarlo hasta allá ¡Con este dolor de espalda que tengo! Y así. 
Cada día que salíamos después de la siesta, no lloraba. Viendo este hecho, las salidas sólo las hacíamos después de dormir. Luego, me fui dando cuenta que aunque no durmiera, siempre que lo metía en el coche, salía tranquilo, sin llorar y sin show. ¡Aleluya! Yo creo que influyeron dos factores: está más grande y ya no hace calor (antes, cuando lo sacaba del coche, estaba súper caliente y eso tiene que ser muy desagradable)
El otro avance ha sido la silla del carro. Los shows no han desaparecido, pero se han reducido notablemente. Ahora, pasa la mayoría del tiempo tranquilo y cuando llora, es porque quiere dormirse y, normalmente, termina rindiéndose a Morfeo. ¡Otro Aleluya!

Las rutinas de las siestas están muy bien establecidas. Duerme siestas cortas cada dos horas, aproximadamente y una siesta larga de dos a tres horas en la tarde. Le damos un baño a las 7:20pm, le ponemos su pijama, le doy pecho y entre 8:30 y 9:00 ya está durmiendo. Como sólo se alimenta del pecho no duerme toda la noche, pero tampoco tiene horas fijas de despertarse, pero no suele pasar de dos veces durante la noche. Yo creo que él funciona como cualquier adulto, en ese sentido, porque nosotros tampoco dormimos igual todos los días, ni nos paramos la misma cantidad de veces al baño, ni dormimos de un tirón todos los días. No tengo ni una queja de mi amor amado.

Hace un par de semanas aprendió a voltearse solo. Primero lo intentó conmigo solo, después lo hizo mientras hablábamos con la abuelita por Skype y después, le agarró el truco y lo hacía sin parar. Tuve suerte que lo grabé en video, aquí tienen la prueba.

Digo que tuve suerte, porque ¡No lo ha hecho más nunca! Jajajajaja. Todos los días lo intenta, pero se queda a mitad de camino.

El Baby Gym que tantos ratos buenos le ha hecho pasar, ya casi no le sirve. Tiene mucha fuerza y control de las piernas y brazos, entonces lo empuja, lo bate y eso le divierte muchísimo, pero ya no puede jugar solo, tenemos que estar encima arreglándoselo todo el tiempo ¡Bebemío, mío!

A la mayoría de las mamás con las que hablo no les gusta el chupón, ni el dedo. A mi me encantaría que chupara algo, lo que sea :D. Pero David no es de esos. Se lleva los dedos a la boca, como juego, no como consuelo. El chupón se lo saca de la boca y lo usa como un juguete mas, lo mordisquea, hasta que se aburre y lo tira. Es lo que hay. Y la verdad es que yo lo entiendo, si él tiene su tetintin que le da su lechita ¿Para qué va a chupar una cosa de la que no sale nada? Lógico.


¡Ya tenemos pasaporte! Como ya tenemos los pasajes para irnos a Miami, a visitar a la familia, Bebemío no podía quedarse atrás. Así que ya tiene su primer documento legal como español.


Mañana vamos al pedi, así que cuando vayamos les informamos de cuanto ha crecido este mes.



David es un rochelero. Ya lo sabemos. Les dejo un video que le hizo ganar un montón de fans en Facebook. ¡Disfruten del guacharaquito de la casa!

martes, 22 de noviembre de 2011

Pecus y David


Como todos saben, Pecus (Killer, Lo Más Malandro, Peque) es nuestro yorkshire y el primer príncipe de nuestra casa.


Nació el 8 de enero de 2008 y llegó a nuestra familia, procedente de Sevilla, sólo dos meses después. Cuando lo recibimos era tan pequeño, tan pequeño, que daba miedo pisarlo sin darnos cuenta. 

Como yo no tenía trabajo en esa época, me dediqué a cuidarlo y a entrenarlo, para que fuese un perro educado y bien portado. Lo logré y de qué manera. Es un perrito muy tranquilo, atiende a lo que se le pide, no es ruidoso, se da con todo el mundo, en fin... no puedo ocultar que estoy enamorada de él desde que lo vi por primera vez.
Cuando nos enteramos que estaba embarazada, lo único que había cambiado para nosotros era que sabíamos ese hecho, pero el resto de las cosas siguieron igual. Menos Pecus. Por alguna razón que desconocemos desde poco después de enterarnos, Pecus no quería saber nada de mi. Le intentaba dar besos y me ignoraba, lo llamaba y ni se volteaba y cuando jugábamos en la cama, el papi era el Rey y a mi, ni una miradita. Yo tengo la teoría de que con los cambios hormonales, me cambió el olor y al principio me rechazó por esto.


Una vez pasada esta época (mala para mi, porque yo lo amo) vino la avalancha de amigos y familiares preocupados de como estaría Pecus con el bebé: que si va a tener celos, que si como vas a hacer para que no se acerque, que si ahora te va a hacer pipí por toda la casa para llamar la atención y bla, bla, bla. Los únicos que no temíamos nada de eso, éramos Mimo y yo ¿Que por qué? Porque conocemos a Pecus. Siempre pensamos que él, al ser un perro tranquilo, reaccionaría de la misma manera con el nuevo miembro de la familia. 
Además, teníamos un antecedente. En julio de 2010, vinieron de mi visita mi prima Verónica y su bebé de 9 meses, Eva. Era el primer bebé que teníamos en casa. Pues, yo le enseñé que no debía acercarse a la sillita del coche, que colocábamos en el suelo para darle las papillas y que no podía entrar al cuarto. ¡Era para matarse de risa! Pasaba por al lado de la silla, mantenía la distancia y sólo estiraba la nariz (aún cuando no sabía que yo lo estaba vigilando), cuando pasaba por la puerta del cuarto y la bebé estaba durmiendo dentro, se estiraba en la puerta, para que su nariz alcanzara mejor el olor, pero ¡ni de broma entraba! Es que es un sol.

Para entrenarlo, yo me leí uno de los libros de César Millán, que se llama "El Encantador de Perros". Él tiene un capítulo que habla de cómo tratar al perro cuando entra un recién nacido en casa. Yo apliqué todos sus consejos: le trajimos a Pecus la primera manta usada por el bebé, le enseñamos a mantener la distancia reglamentaria, hacemos que el coche salga primero que Pecus de la casa (para que él entienda que David es un líder más de nuestra manada) y hasta ahora, el resultado ha sido excelente.
El papi tenía la insistencia de que David y Pecus debían conocerse (y tocarse) pronto, para que jugaran juntos. Como está muy pequeñito, eso no es posible todavía. Mimo intentó que David lo tocara y claro, como el bebé todo lo que toca, lo agarra y se lo lleva a la boca, la primera vez que tuvo al alcance el pelo de Pecus ¡Ras! se lo haló. Mimo se asustó, porque le hizo un pelín de daño, pero así corroboramos que todavía David es ¡muy pequeñito para eso!

A medida que avance esta relación, les iremos informando.

Pecus pesa 5 kilos y David más de 8. Ahora cuando lo cargo, me parece un cascaroncito vacío ¡Mi amor amado!


domingo, 20 de noviembre de 2011

Mi quinto mes

La llegada del otoño hizo que sintiéramos un poquito menos calor, por lo que a finales
de este mes nos atrevimos a dar nuestro primer paseo al parque. Fuimos en el cochecito y con Pecus. Puse la alfombrita encima de la grama y acosté al bebé. ¡Qué carita! Veía las ramas de los árboles moverse y sonreía, miraba atentamente cada movimiento de los árboles y se notaba que estaba disfrutándolo.

El cambio de estación también trae las primeras gripes. Pues, David no fue la excepción. Estuvo dos noches y todo un día con muchos moquitos y con los ojos lagrimosos. ¡Qué pesar! Cuando iba a dormir, se quejaba con un llantico como de dolor, ¡pobrecito! Lo bueno, es que después de pasar una segunda noche medio malito, amaneció mejor, en la tarde aún mejor y en la noche ya estaba bien. El suero para la nariz, la leche materna y los mimos de la mami son milagrosos.

Lo impresionante de Bebemío es lo rápido que ha ido creciendo y lo inmenso que está, pesa mucho y es muy largo. Tan largo, que en ese tiempo entre los 4 y los 5 meses, estuvo usando ropa de 6 y hasta de 9 meses. Por suerte, ese mes revisé la ropita de talla 6 meses que tenía guardada para cuando tuviera esa edad y conseguí ropa que ya le quedaba. Esta pijamita se la regalaron El Chino y Marillina y le quedaba justica.

Cada día juega mejor, tiene mejor control de las manos y de los pies y los días se llenan de juegos y de muchas sonrisas. Y como su prima Abbey, también tiene afición por la tecnología, se queda mirando fijamente el Blackberry cuando el papi revisa su twitter y no puede ver mi Mac que se le tira encima a jugar con el teclado. ¡Qué bello!

En la sillita de la tele descubrimos que al sentarlo echaba los codos hacia atrás, como si intentara incorporarse. Lo mismo hacía en la cama y en la bañerita. Eso me dio la señal de que ya quería sentarse. Aunque está muy pequeño para sentarse solo, es muy fuerte y ya lo intenta. Yo lo ayudo y se nota que le gusta mucho.





¡Me descubrí los pies, qué alegría!






El 12 de Octubre fue el brindis de la inauguración de la clínica dental de los tíos Gaby y Danny. Esta fue la primera reunión social del bebé. Estuvo compartiendo con la gente desde el coche primero y en brazos de todo el que quiso cargarlo, después. A mitad de reunión le dio hambre, comió y se durmió. Así mismo. Se durmió. Con toda la gente hablando y con la música puesta. ¡Una maravilla!


Ahhh, ya sabíamos que el bebé es del Barça, pero no sabíamos que era Magallanero también, ¡Qué suerte tenemos!

Esa misma semana pasó a visitarnos Carlos, para conocer al bebé y traernos un regalo. Pasamos un rato divertido.

Yo pensé que en la cita de los 5 meses el pediatra le iba a mandar las papillas. Como eso depende de cada médico y he visto varios bebés que le mandaban frutas este mes, pensé que se las mandaría. Pero no, el
doctor me preguntó que si me importaba darle sólo pecho un mes más y para mi, que darle pecho es lo mejor del mundo, le dije que por supuesto que no había problema. Me dijo que entonces el próximo mes le mandaría frutas y cereales. Le explicó al papi que los bebés de pecho exclusivo no necesitan otras comidas hasta los 6 meses.
Como siempre lo encontró grande y fuerte. Midiendo 66 cms, colocándolo en el percentil 75 del peso y estatura.


sábado, 19 de noviembre de 2011

Mi cuarto mes

En este mes las manos han sido las protagonistas en la vida de Bebemío.


Se ha encontrado las manos y las une. Debe ser un descubrimiento muy divertido para él.
Los sonajeros y las maraquitas han sido sus juguetes favoritos. Antes no agarraba nada, ahora puede agarrar la maraquita y agitarla. Puede agarrar hasta dos sonajeros, uno en cada mano y agitarlos.

Cuando hablaba con los abuelitos por skype y le saludaban con la mano, él levantaba la manito y hacía movimientos parecidos a un saludo. En un principio pensábamos que era coincidencia, pero cada vez que se lo pedían lo hacía, ¡qué risa!, parecía un niño grande.

En el mes de septiembre vino nuestra amiga Gaby desde Brasil, estuvimos paseando por Barcelona y junto a la pequeña saltamontina le regalaron un perrito, que le llamamos Felipe. ¡Felipe se ha convertido en su mejor amigo!

En la alfombrita de los juegos hacía sus intentos de voltearse. Aunque no lo lograba, se ponía de lado y jugaba con Felipe y sus juguetes en esa posición, ¡todo un avance!, se notaba que iba obteniendo más control de sus piernas y sus brazos y eso le permitía jugar mejor.
Por esta razón, abrimos una nueva zona de juegos. Mi prima Vero nos regaló un corralito, lo instalé en la sala y desde ese momento tenemos: la silla de la tele, el Baby Gym, el corralito y los brazos de la mami... ¡todo un circuito de juegos!

En las tardes salíamos con Pecus a pasear en el morralito. Como ya sostenía la cabecita, él ya podía ir de frente, pero como tiene unos jamoncitos de piernas no le entraban de frente en el morralito. Empezamos a usar el Sling que nos mandó la tía Stacy, ¡buenísimo!, le parecía divertidísimo ir viendo todo por el camino.

En la cita de los 4 meses, el doctor lo encontró grande y sano. Le puso un refuerzo de las vacunas, un pinchacito en la pierna. Fue gracioso, porque cuando el doctor y la enfermera se agacharon para pincharlo, él les sonrió, supongo que pensando que iban a jugar con él (se me arrugó un poquito el corazón) y el doctor lo pinchó y se quedó con una cara de ¿qué está pasando aquí? y cuando sacó la aguja fue cuando arrugó la cara. El doctor le puso la curita rapidísimo y me lo pasó. Como le sonreí y le hablé chiquiteado, se calmó y no lloró, ¡Es que es un santico, mi chupa chup!


Mi tercer mes



Lo más relevante del tercer mes fue el cambio brutal que dio. Al cumplir 3 meses era un bebé diferente, había dejado de ser un bebé recién nacido, pequeñito y flaquito, para pasar a ser un ¡bebé grande!

Desde que David nació yo he ido leyendo un libro que se llama "What to expect the first year" que no es más que una guía de lo que va pasando el bebé, mes a mes. Ha sido una ayuda inmensa, porque como lo iba leyendo los capítulos a medida que David pasaba por esos meses, podía notar que las nuevas cosas que iba haciendo, estaban de acuerdo a su edad o podía notar los primeros indicios de cosas que iría logrando más adelante.
En ese libro recomiendan que desde el segundo mes se le empiece a colocar boca abajo, por tiempos cortos y supervisados, para jugar. El bebé intentará alzar la cabeza y eso hará que vaya fortaleciendo los músculos del cuello.

La verdad es que el segundo mes estuvo lleno de cosas nuevas y yo no presté atención a hacerle pasar el "tummy time" correspondiente y nos llegó el tercer mes sin ni siquiera medio levantar la cabeza. Al principio de este mes estaba dispuesta a no dejar pasar un día más.

El primer día se notaba el esfuerzo que hacía y no lograba levantar la cabeza, aunque lo intentaba. El segundo día ya la alzaba por segundos y así, cada día estaba más fuerte. Al final de este mes estaba hecho un campeón.

Agosto trajo una fecha buenísima: ¡Vacaciones con el papi! Eduardo agarró dos semanas de vacaciones que disfrutamos un montón.

Podíamos haber hecho muchas cosas: ir a la playa, ir a parques, disfrutar del aire libre... pero resulta que David odiaba el coche, a los 5 minutos estar metido ahí empezaba a llorar desesperado y había que sacarlo, entonces uno de nosotros iba con el bebé cargado (casi siempre Edu) y el otro arrastrando el coche vacío. Eso significaba paseos muy muy cortos, porque el señorito ya estaba pesadito.

Ah, pero también odiaba la silla del carro. Noooo, los llantos y escándalos que montaba eran de película de terror. Una vez que fuimos a visitar a Gaby y Danny, se pegó 45 minutos llorando seguido, en el viaje de regreso. Llegamos con los pelos y los nervios de punta. Por lo que quedaron descartados los viajes a la playa, ni a sitios que tuviéramos que ir en carro, a menos que fuera estrictamente necesario.
Visto lo visto y con el calor infernal que hacía, decidimos que lo mejor sería disfrutar de las vacaciones tranquilos en casita, ir al club y sobre todo, disfrutar juntos del tiempo con el bebé. No queríamos que el papi volviera al trabajo.

Gaby y Danny fueron esas vacaciones a Caracas y llevaron el primer regalito de parte del nuevo nieto. Una foto enmarcada (tomada por nuestro fotógrafo estrella, Danny) y como la casa de los abuelos maternos está llena de fotos de las princesas del tío Nel y la tía Lyn, había que enviar una representación del nuevo príncipe. La abuelita lo colocó en un sitio de honor.

En su cita de los tres meses el pediatra lo encontró muy fuerte, grande y sanito.


Para ver fotos del 3er mes de Bebemío, haz click aquí.

Mi segundo mes



Este mes fue el de las primeras sonrisas voluntarias y el de varios descubrimientos.


Descubrimos que le gustaba la tele. Podía verla en las piernas del abuelo, de la abuela, del

papi o de la mami, le daba igual. Pensando en esto, le compramos una sillita para bebés y descubrimos que podía pasar un rato viendo televisión solo, tranquilo y relajado.





Gaby le regaló un Baby Gym y descubrimos que las lucecitas y la música lo entretenía mucho, aunque no podía jugar con él, esa animación le divertía.


Compramos un morralito y descubrimos que en el

morralito se dormía y me dejaba hacer un montón de cosas, mientras lo tenía conmigo tranquilo¡Súper útil! Sobre todo a la hora del desayuno, podía preparar todo, mientras se arrullaba con el bamboleo. El papi también disfrutaba del morralito, se lo ponía e íbamos al supermercado, ¡la solución!


Este mes los abuelos regresaron a Caracas, nos quedamos muy tristes, pero lo que venía era grande, tenía que enfrentar el reto de pasar todo el día sola con el bebé y arreglármelas para hacer todo sin ayuda.
El mayor descubrimiento fue esto: no se me hizo difícil. Yo creo que porque David es un bebé muy tranquilo y Edu me ayudaba desde el instante en que llegaba a la casa. Fui haciendo una rutina, en la medida en la que el bebé lo iba permitiendo y así nos arreglamos sin problemas.



Este mes lo llevamos por primera vez al Club, pasamos algunas tardes allí, mientras el papi hacía ejercicio en el gimnasio. Un cambio de aire que no estaba nada mal.


Luego de la experiencia con la ropita y el calor, que no era realmente calor porque estábamos a final de mayo, me preocupaba el verdadero sofocón que venía con el verano.
Una tarde estaba llora que llora, cosa rara en él, porque no es un bebe llorón. Lo mecí, le di pecho, lo bailé y no había manera. Era otra cosa. Yo tenía calor, pero no me parecía que fuese demasiado. De todas maneras fui a ver el termostato y la sorpresa era que estábamos dentro de la casa a 30 grados. ¡Qué calor! Yo pensé: yo creo que esta es mucha temperatura para un bebé tan pequeño y encendí el aire acondicionado (no lo prendemos nunca). Dije, cuando la casa llegue a 25 grados lo apago. Cuando empezó a refrescar, el bebé se calmó, comió y se durmió. ¡Pobrecito! sólo tenía calor.

De los descubrimientos más bonitos fueron las sonrisas voluntarias. A veces se me quedaba viendo y sonreía, ¡qué cuchi! A mi me parecía que lo que hacía no era un reflejo y a medida que pasaban los días, esto se iba comprobando, porque hasta al papi le daba esas sonrisas... la historia nos demostraría que el papi es su payaso favorito.

En su cita de los dos meses le pusieron un coctelito de vacunas, una inyección en cada piernita. Pegó sendos gritos, pero cuando lo abracé se calmó rápido y aunque tenía miedo que por eso pasara mala noche, durmió como un príncipe, no le dio ni fiebre ni ninguna reacción a las vacunas. Casi como si no hubiese pasado nada. Mi angelito.

Para ver el álbum de fotos de este mes, haz click aquí.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Mi primer mes

Las primeras semanas del bebé estuvieron bien acontecidas.

Los primeros 4 días fueron en la clínica, me dieron de alta el jueves. Cuando salimos de la clínica ya el bebé había empezado a recuperar el peso que había perdido después del nacimiento.

Esa semana estuvieron los tíos maternos y el abuelo paterno, que tuvieron que volver a sus trabajos ese viernes.
Para relevarlos, llegaron la abuela Tahís y la tía Thaís, el sábado 28. Esa semana pudieron disfrutar y compartir con él y se marcharon tristes por dejarlo al final de esa misma semana.

El segundo viernes de vida tuvimos que ir al hospital de emergencia. El bebé tenía dos días con unos rosetones en el pecho y en la espalda, que no se quitaban, sino más bien iban empeorando. El médico lo atendió rapidísimo y me mandó a quitarle la ropa (él tenía puesto un body manga corta y una pijamita de las que tienen pies y mangas largas) Después de revisarlo me dijo: esta reacción es de calor, quítale toda esta ropa (señalando la pijama). Si la casa está entre 21 y 23 grados, no le pongas tanta ropa.

¡Ooohhh! Primer mito que caía. Uno siempre piensa que los bebés tienen que ir bien abrigados, al menos más abrigados que uno. Pues, esto no siempre es cierto y David se encargó de reclamarnos, como pudo, que tenía mucho calor. Y yo que pensaba que tenía una reacción a la leche materna por algo que hubiese podido comer yo (el doctor me dijo que eso no era posible)



Le quitamos el body y de camino a la casa ya no tenía nada ¡Milagro!




En su primera cita con el pediatra, que fue un poco después de las dos semanas de nacido, el doctor lo revisó y se preocupó. Estaba pesando poco, no había recuperado el peso que ya tenía que haber ganado. Me dijo que le iba a mandar un complemento de fórmula, porque seguro que mi leche no era suficiente o no era buena. ¡Pecado! Yo le dije: yo no quiero darle fórmula (se lo dije bien contundente, porque no iba a aceptar esa opción). Se dio cuenta que yo no estaba negociando y me propuso esperar una semana más, para ver si mi leche "era buena" y si no ganaba peso, lo volveríamos a evaluar. Yo acepté y rápidamente entendí qué era lo que había pasado. Lloré, me puse muy triste, pero no iba a permitir eso, buscaría la solución.

Segundo mito que se caía. Siempre te dicen que los bebes recién nacidos duermen mucho, que no necesitas despertarlos, porque ellos se despiertan solos para comer. Pues, esto tampoco es cierto en todos los casos. Resulta que el bebé era súper dormilón. Se dormía en los brazos de la abuela, del papi, de la mami, por horas. Esas horas que dormía, no comía y al no comer, se volvía más débil, le daba más sueño y dormía más. Un círculo vicioso.
Como yo era consciente que esto estaba pasando, decidí que no permitiría que durmiera siestas largas de día, sólo una y no muy larga en la tarde y le enchufaría el pecho en todo momento.

En la siguiente semana vimos que engordó 300 grs. ¡Milagro!. La solución la habíamos encontrado. Más nunca nos ha dado esos sustos.

La otra incógnita de ese mes era el ombligo. Hay niños a los que se le cae a la semana, a las dos semanas y hasta tres. Este señorito cumplió el mes y aún no lo había perdido.


Cuando el doctor lo miró, le mandó una pomada y se fue curando. Creo que batimos el récord, David soltó el ombligo a las seis semanas ¡Aleluya!




Ese mismo mes celebramos mi 33 cumpleaños, con el regalito ¡más bonito del mundo!

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